HOY DORMIRÉ
Hoy me desperté sabiéndome el mismo hombre. Viviendo la misma incertidumbre, en la misma ciudad del mismo país. Hoy le he dado la espalda al presente, como único recurso de absoluta redención. Hoy he dejado que el pasado me abrace y me cubra de la tormenta. Hoy quiero saberme en otra realidad; una que no se parezca a ésta.
Hoy quiero saborear las leyendas y tenerlas como ciertas. Quiero despertar en el desierto de Wirikuta, entre huicholes y venados. Desayunar al lado de la piedra de los tecomates. Bañarme en la Huasteca Potosina, secarme con el sol de Papantla; bailar al son de un jarabe tapatío; enamorarme con las palabras de Rosario Castellanos y sellar mi promesa en el callejón del beso.
Quiero saberme hijo de un tal Pedro Páramo; sufrir mil vec
es como mil veces sufrió Frida Kahlo. Quiero pintar mi camino con el pueblo como motivo. Quiero ser Siqueiros o Rivera.

Quiero recordar a mis muertos con fiesta, a sabiendas de que la Catrina ronda por allí. Quiero volver a llorar y a llorar con José Alfredo.
Quiero sentarme a ver el atardecer en el Cerro del Muerto. Descubrir las tragedias de mis olvidados en aquel callejón de los milagros. He de verme buscando una pulcata, y aquel lugar donde Pedro le cantó a su chorreada. He de reírme con Cantinflas o con Tin Tan. Buscaré respuestas donde no las hay. Hablaré con Trino y Rius.
Quiero que la historia me la cuente Revueltas o Paz. Que las tragedias me las cante Chava Flores. Que a las pequeñas cosas no se las lleve el viento, como decía Chabela. Y al anochecer, contemplando el cielo de la sierra y en compañía de los hijitos de María Sabina, quiero dormir con la voz de Amparo Ochoa de fondo, acurrucándome al compás de Los Folkloristas y su Tierra mestiza. Soñar con Mariana como mi amor imposible; con la leyenda del Popocatépetl y la mujer dormida; con Posada y sus calaveras tan armoniosas. Que mi sueño sea pintado por Saturnino Herrán. Quiero saberme en otra realidad.
En una en que sólo de albures se ataque a la gente; en que todos seamos hijos del quinto patio; que entre alebrijes juguemos y con los tacvbos cantemos. Que nuestra virgen sea no sólo la morena del Tepeyac, sino también María bonita. Que nos susurre Manzanero y que nos salude el grillito cantor.

Hoy dormiré con esa esperanza. Haré mi propia peregrinación, saliendo de Aztlán con miras a encontrar al águila en paz con la serpiente. Buscaré al quetzal, y lo encontraré sonriente. Hoy dormiré negando mi presente. No hay mal que por bien no venga, decía el abuelo. Mañana despertaré y será otra mi realidad, pues sé que mañana será otro mi pueblo. Un pueblo despierto. Un charro orgulloso y libre, como orgulloso y libre es el viento.
Por: Calipso Guerrero
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